¿Te ha pasado que cuando ves a una persona por primera vez, comienzas a
sudar como nunca, tienes palpitaciones, tus manos tiemblan, te
ruborizas, sientes ese cosquilleo en el estómago, se te va la onda,
tartamudeas y comienzas a reirte de la nada? Pues esto indica
nada más y nada menos que aquella persona que esta frente a ti te ha activado bioquímicamente.
Esta sensaciones tienen su porqué, en fundamentos psicológicos, químicos y biológicas que se van construyendo desde la niñez.
Antes que una persona se fije en otra, ya ha construido un mapa
mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que
le hará enamorarse de una persona y no de otra.
Esa especie de fascinación que hace que dos seres se queden
"enganchados" con gran necesidad de interactuar y conocerse más se le
ha comenzado a llamar "la química del amor".
Se refiere a un conjunto de reacciones emocionales en donde hay
descargas neuronales (electricidad)) y hormonales (sustancias químicas
como dopamina y norepinefrina y bajos niveles de serotonina) además de la acción bioquímica de
ácidos, gases y olores (feromonas).
Todo ellos se mezclan creando una revolución interna que convierte lo racional en irracional, la prudencia en torpeza y la serenidad en nerviosismo.
Son reacciones que explican buena parte de los signos del
enamoramiento.
Los hombres, son los que parecen ser más susceptibles a la acción de
las sustancias asociadas al amor. Se enamoran más rápida y
fácilmente que las mujeres.
El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce
en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de las
anfetaminas que tiene la capacidad de aumentar la energía física y la
lucidez mental.
A través del Sistema Nervioso Central, el hipotálamo envía mensajes a
las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten
inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que
comunican entre sí a las células nerviosas).
Sus efectos
se hacen notar al instante tanto a nivel afectivo (sentimientos), psicológico (pensamientos), actitudinal (conductas) y biológico (funciones fisiológicas):
- Las personas más sensibles ante la persona amada reaccionan con sudoración, pulso acelerado, tartamudeo, aumento de la presión arterial, risa floja, taquicardia, alteración de la percepción del tiempo, dolor o ansiedad en el estómago.
- Idealización de la persona amada.
- Deseo de hacer planes futuros con la persona, planear viajes, acontecimientos o futuras acciones juntos.
- Admiración de la persona.
- Atribución de cualidades positivas evitando la crítica.
- Todo se ve positivo, bonito, sin fallas ni defectos.
- Necesidad de estar con la persona amada.
- Agradar a la persona amada se convierte en la mayor ilusión.
- Distorsión en la percepción del tiempo.
- La ansiedad da la idea de un paso más lento y el júbilo, de un paso más rápido.
- Cualquier situación o circunstancia le recuerda la persona amada.
- Ansiedad de estar junto a ésta y al estarlo, no querer separarse.
- Pensar a cada momento en la persona amada, volviéndose, a veces, hasta una obsesión.
- El corazón late más deprisa (hasta130 pulsaciones por minuto).
- La presión arterial sistólica (lo que conocemos como presión arterial máxima) sube de una manera exagerada.
- Se liberan grasas y azúcares, necesarias para aumentar la capacidad muscular.
- Se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea, fundamental en el proceso de excitación, no sólo en sentido sexual, sino amplio.
El cerebro, por su parte, ordena la secreción de la dopamina (la cual inhibe
el apetito), norepinefrina y oxitocina, provocando que los enamorados
puedan permanecer horas conquetéandose o conversando
sin sensación alguna de cansancio o sueño.
Estos compuestos ayudan a forjar lazos permanentes entre la pareja tras
la primera oleada de emoción y por si fuera poco hasta fortalecen el
sistema inmunológico.
En caso contrario, a las personas que tienen menos
receptores cerebrales de los que se necesitan para recibir la
oxitocina, se les dificulta establecer lazos permanentes con su pareja.
Lamentablemente el período de enamoramiento no es eterno, perdura de 2 a
3 años, incluso a veces más, pero al final la atracción bioquímica
decae.
Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los
efectos de estas sustancias y por tanto hay que tomar otras medidas.
Es entonces cuando comienza una segunda fase donde estan presentes otro
tipo de sustancias químicas como las endorfinas de estructura similar a
la de la morfina y otros opiáceos (sedantes, tranquilzantes); los que confieren la sensación común
de seguridad, comodidad y paz, dando lugar a la etapa del apego.
La química interviene en todo, sobre todo cuando la persona se siente atraída
sexualmente por otra.
El cerebro envía una señal química a la hipófisis,
provocando la liberación de las hormonas sexuales, especialmente en estrógenos y
progesterona.
En consecuencia el Sistema Nervioso Autónomo Simpático hace galas de sus funciones: la respiración aumenta, la sangre se "alborota" y acumula en sitios como los
labios, las mejillas, la vagina y el pene, facilitando la excitación. El rítmo cardiaco aumenta, los pezones
se ponen firmes y la glándula del timo segrega timina en mayor cantidad
elevando el estado de ánimo.
También, cuando la relación de pareja se rompe, se involucra ciertas sustancias
químicas; el nivel de feniletilamina se derrumba y el cuerpo experimenta
una especie de "síndrome de abstinencia" que coincide con el ansia de
comer chocolate (rico en feniletilamina) que sienten muchas personas
tras una ruptura.
Para
conservar la pareja es necesario buscar mecanismos socioculturales como el respeto, consideración, tolerancia, grata convivencia,
costumbre, intereses mutuos, porque si no se han establecido patrones comunes de intereses compartidos y empatía, la pareja,
tras la bajada de la feniletilamina, se sentirá cada vez menos enamorada y por ahí llegará la
insatisfacción, la frustración, separación e incluso el odio.
Parece que
tienen mayor poder estimulante los sentimientos y las emociones que las simples
substancias por sí mismas, aquellos sí que pueden activar la química entre los enamorados y no al sentido
contrario.
Un estudio
alemán ha analizado las consecuencias del beso matutino, ése que se dan los cónyuges al
despedirse cuando se van a trabajar.
Los hombres que besan a sus esposas por la mañana
pierden menos días de trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes de tráfico, ganan
de un 20% a un 30% más y viven unos ¡cinco años más!
Para Arthur Sazbo, uno de los
científicos autores del estudio, la explicación es sencilla: "Los que salen de casa
dando un beso empiezan el día con una actitud más positiva".
Es un hecho científico que existe una química interna que se
relaciona con nuestras emociones y sentimientos, con nuestro comportamiento, ya que hasta
el más sublime de ellos está conectado a la producción de alguna hormona.
No hay una
causa y un efecto en la conducta afectiva y sexual, sino eventos físicos, químicos, psíquicos,
afectivos y comunicacionales que se conectan de algún modo, que interactúan y se afectan
unos a otros.
Existe, sí, una química relacional y sexual, pero fundamentada íntimamente con los significados que le damos a los estímulos, y éstos con el poder que les ha concedido una cultura que, a su vez, serán interpretados por cada uno que los vive de acuerdo con sus recursos personales y su historia.
Un reciente meta-análisis realizado por la investigadora Stephanie
Ortigue, de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, revela que enamorarse no sólo puede provocar una sensación de euforia parecida a la vinculada al consumo de alguna droga, sino que también afecta a las áreas intelectuales del cerebro.
Además ha calculado que el fenómeno popularmente conocido como 'flechazo' tarda aproximadamente un quinto de segundo en surtir efecto.
Los resultados del trabajo de Ortigue, publicados bajo el título “La Neuroimagen del Amor” en la revista Journal of Sexual Medicine, revelan que, cuando una persona se enamora, hasta 12 áreas del cerebro trabajan conjuntamente para liberar las sustancias químicas que inducen euforia, como la dopamina, la oxitocina, la vasopresina o la adrenalina. Y que “diferentes tipos de amor implican a distintas áreas cerebrales”.
Por ejemplo, el amor apasionado
pone en acción a las zonas relacionadas con la recompensa y algunas
funciones cognitivas superiores, como las que participan en la creación
de metáforas y en la representación de la imagen corporal.
Entonces, ¿el amor es corazón o cerebro? “Yo diría que el cerebro, pero
el corazón también está implicado", responde Origue, que cita como
ejemplo que cuando se generan cascadas de neurotransmisores en ciertas zonas del cerebro el corazón se acelera y aparecen las “mariposas” en el estómago.
Según la investigadora entender cómo y por qué nos enamoramos ayudará también a reparar un “corazón roto” por el desamor.
Fuentes Consultadas:
http://www.amor.com.mx/la_quimica_en_el_amor.htm
http://centros5.pntic.mec.es/ies.victoria.kent/Rincon-C/Curiosid/Rc-51.htm
http://www.silviamar.com/Spanish/Documentos/amor.htm
http://centros5.pntic.mec.es/ies.victoria.kent/Rincon-C/Curiosid/Rc-51.htm
http://www.psikologia.com/bioquimica.htm
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