1 de abril de 2013

Canonización de San Juan Bosco

  
  La mañana del 1 de abril de 1934,  
Domingo de Pascua de Resurrección,  
el Papa Pío XI proclama Santo   
 a Don Juan Melchor Bosco Occhienna, 
ante miles de fieles de todo el mundo 
en la Plaza de San Pedro, Roma. 
Salve, Don Bosco, Santo!!!
 

Finalizaba así el largo proceso de Beatificación y Canonización, del Padre, Maestro y Amigo de la Juventud, fundador de la Sociedad de San Francisco de Sales (Salesianos), Hijas de María Auxiliadora (Hermanas Salesianas) y de Los Cooperadores Salesianos, iniciado en Turín, Italia, el 4 de junio de 1890, a los dos años de la muerte de Don Bosco. 



La primera fase, del "proceso ordinario", llamado así porque es conducido bajo la responsabilidad del Obispo Ordinario del lugar, en este caso de Turín, se concluyó el 1° de junio de 1897. 




Sólo diez años después, el 24 de julio de 1907, fue iniciado el "proceso apostólico" o también llamado "proceso romano", por especialistas designados por las autoridades de la Iglesia para estos casos.  




Este proceso duró veinte años, hasta el 8 de febrero de 1927, y tuvo sus altibajos. 

Basta decir que el final de una reunión preparatoria, el 20 de julio de 1926, muchos creyeron que la causa de canonización de Don Bosco ya no podría proseguir.




Pero ante el profundo interés que en esta causa tenía el Papa Pío XI, quien siendo un joven sacerdote había conocido personalmente a Don Bosco y dijo: "Nosotros estamos, con profunda satisfacción, entre los amigos personales más antiguos del venerable Don Bosco", en una memorable audiencia, recién electo Pontífice, motivo por el cual había conservado una grande estima por él,  inisitió e hizo repetir la misma reunión pocos meses más tarde, el 14 de diciembre de 1926.




El éxito de esta nueva reunión abrió el camino a los trámites posteriores: la llamada Congregación General ante el Papa, el 8 de febrero de 1927, y la consiguiente Lectura del Decreto sobre la Heroicidad de la Vida y las Virtudes del venerable Juan Bosco, el 20 de febrero de 1927.
 
Así, después de examinar los cuatro milagros entonces solicitados, dos para la beatificación y dos para la canonización, se pudo proceder a la beatificación el 2 de junio de 1929 y, finalmente, a la canonización el 1° de abril de 1934.




Es propio del proceso romano, realizado entre 1907-1927, y programado, según preveía el procedimiento vigente, con el método de las "objeciones", animadversiones llevadas a cabo por el llamado "abogado del diablo", y de las "respuestas" o responsiones preparadas por el abogado defensor, designado por la Postulación,   contiene los elementos más interesantes para poder reflexionar hoy sobre el sentido, siempre actual, de la canonización de Don Bosco.

Las objeciones son bastante conocidas. Se trató sobre todo de la llamada "astucia" de Don Bosco, orientada, según el "abogado del diablo", a una ardiente pasión de éxito personal y de provecho económico. 

Las objeciones son las siguientes:

1) Falta de formación dada a los miembros de su congregación y el estilo de vida suya y de los salesianos. 

2) La falta de oración.

3) Falta de mortificaciones corporales.

4) La gran preocupación por el dinero. 

5) Don Bosco no habría aspirado a la perfección en el obrar. 

6) La actitud de Don Bosco frente al Arzobispo de Turín, Lorenzo Gastaldi, y su sistemática desobediencia

7) Milagros y profecías falsas.



La contestación a estas objeciones provino, además de parte de los organismos establecidos para el proceso,  de la suma autoridad del Papa. 

Por consiguiente, sobre todo las palabras de Pío XI, permanecen como un punto de referencia imprescindible para poder releer hoy el sentido profundo de la Canonización de Don Bosco.



Al concluir el proceso romano, el 8 de febrero de 1927, el Papa Pío XI dijo:  "El venerable Don Bosco pertenece a la magnífica categoría de hombres elegidos entre la humanidad, a aquellos colosos de inmenso beneficio; su figura fácilmente se recrea cuando es analizada minuciosamente, rigurosa ante sus virtudes, tal y como sucedió en las precedentes –largas y reiteradas- discusiones, entonces sucede que la síntesis –reuniendo las líneas dispersas- la restituye bella y grande, una figura magnifica, que su inmensa, insondable humildad, no lograba esconder”.


Y finalmente, en la homilía de la mañana del 1° de abril de 1934, Domingo de Pascua de Resurrección, el Papa Pío XI hablaba sobre esta "magnífica figura" que viene solemnemente definida como el "apóstol de la juventud, completamente entregado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas", distinguiéndose por la audacia de conceptos y modernidad de medios dirigidos a la educación integral del hombre: educación que - según el pensamiento de Pío XI, en polémica no muy secreta con la cultura fascista de la época - no tenía que limitarse solamente a fortalecer el cuerpo, sino que debía contemplar a todo el ser, promoviendo la formación en las ciencias, sin  descuidar jamás las verdades divinas y sobrenaturales.



"En honor de la santa e individua Trinidad, para la exaltación de la fe católica e incremento de la religión cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y Nuestra, después de madura deliberación y haber implorado repetidas veces la ayuda divina y oído el parecer de nuestros venerables hermanos Cardenales de la Santa Iglesia Romana, Patriarcas, Arzobispos, y Obispos residentes en la Urbe, decretamos y definimos que el Beato Juan Bosco es Santo y lo inscribimos en el número de los Santos, estableciendo que se honre devotamente su memoria por la Iglesia universal entre los Santos Confesores no Pontífices, cada año, en su día natal, es decir, el treinta y uno de enero. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".





Dicho en otras palabras, la Canonización de Don Bosco invita irresistiblemente a los educadores de hoy a la validez perenne del sistema preventivo, basado en la razón, la religión y la “amorevolezza”, y destinado a la edificación del honesto ciudadano y  del buen cristiano: un sistema educativo verificado, en poco más de un siglo, por una legión de campeones de la santidad juvenil como Domingo Savio, Laura Vicuña, los cinco jóvenes mártires de Poznań, Alberto Marvelli, los jóvenes mártires españoles, Ceferino Namuncurà y muchos más.




Por esta causa, el sacerdote turinés Juan Bosco ha donado su vida, desafiando a los "entendidos" de cada época. 




Por ello ha ejercido heroicamente las virtudes. 





Por ello él es Santo y permanece para siempre en la Gloria de Dios.




 Don Enrico Dal Covolo
Postulador General para las Causas de los Santos


San Juan Bosco, Ruega por Nosotros




VIDEO ORIGINAL 
DE LA CANONIZACIÓN DE SAN JUAN BOSCO


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